¿Te imaginas cómo serías si mandaras a freír espárragos a ese súper perfeccionismo, sacrificio y culpa que no te dejan en paz?
Fue la vida la que me hizo parar y me puso un espejo delante cuando mi hijo mayor a los nueve años sufrió una crisis de ansiedad generalizada.
En ese momento, buscando cómo ayudar a mi hijo, me ayudé a mí.
Me di cuenta de que las personas, herramientas y técnicas que encontré para ayudarle, no solo le servían a él sino también a mí.
Cuando fui integrando y aplicando todo lo que aprendía, mi cabeza hizo un click:
Hay que buscar el equilibrio entre serlo mientras sigues manteniendo el papel protagonista de tu propia vida. Si sientes que tú también estás ahí, no esperes a que la vida te pare, no pierdas más tiempo ¡haz algo ya!
Sé por experiencia propia que no es tan fácil salir de ahí, pero déjame decirte que si quieres hacerlo, estás en el lugar correcto.
Porque yo aprendí a hacerlo y sé cómo ayudarte.
Si te comprometes contigo, te convertirás en la mujer que quieres ser, a la vez que serás inspiración y un ejemplo fantástico para tus hijos.
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